Las exuberantes y primitivas montañas de las Colinas Pardas presentan un abrupto contraste con los picos nevados que las separan del Fiordo Aquilonal al sur.
En el corazón de esta frontera salvaje se encuentra Fauceparda, el ancestral hogar de los fúrbolgs. Durante varias generaciones, los tribales fúrbolgs han venerado a un colosal oso prehistórico que vaga por las zonas salvajes colindantes.
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