Mientras que los mensajeros corrían en su busca para traerlos al castillo, Ahghairon mandó prender fuego al trono para que nadie pudiera ocuparlo. Las llamas rugían y chisporroteaban alrededor del trono vacío del Señor de la Guerra. Después, el mago hizo un ademán con la mano y las llamas desaparecieron como si nada hubiera sucedido, quedando el trono intacto. Ahghairon ocupó el asiento, se autoproclamó el primer Señor de Aguas Profundas y dijo que a partir de aquel momento la sabiduría y no la fuerza armada reinaría en la ciudad. Nombraría a algunos ciudadanos Señores para que gobernasen junto a él en secreto, de tal forma que cuando apareciesen ante los demás ciudadanos nadie conociese su identidad. Gozarían de la misma autoridad que él y no estarían sometidos a ningún tipo de coerción, ni siquiera de su parte. Estos Señores procederían de todos los estratos sociales de la ciudad y podrían ejercer el cargo el tiempo que deseasen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario